ISSN 1517-5901 (online) POLÍTICA & TRABALHO

Revista de Ciências Sociais, nº 59, Julho/Dezembro de 2023, p. 83-10 2

ESPIRALES, TEJIDOS Y SABERES DE OTRO MODO DESDE LAS MUJERES KANKUAMAS EN RIOHACHA, COLOMBIA

ESPIRAIS, TECIDOS E OUTROS CONHECIMENTOS DAS MULHERES KANKUAMA DE RIOHACHA, COLÔMBIA

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Yolanda Parra 

Saray Gutiérrez Montero 

Resumen

Este trabajo es un aporte a la consolidación de las epistemologías desde Abya Yala, con el propósito de vincular las discusiones del aula y el quehacer pedagógico en la Licenciatura de Etnoeducación e Interculturalidad de la Universidad de La Guajira en Colombia, con las dinámicas comunitarias de los Pueblos. La propuesta incluye el reconocimiento de la espiritualidad, como manifestación de los saberes ancestrales de las mujeres kankuamas,

que desde su “ConoCSentir” han dado lugar a prácticas de la vida cotidiana desde las cuales afrontar los silencios históricos y los miedos originados por la violencia epistémica y espiritual perpetuada históricamente en sus territorios ancestrales. La metodología se teje a partir de la articulación entre la autobiografía, la fenomenología hermenéutica y la Matriz “TerritorioCuerpoMemoria” como referente epistémico que da cuenta

del “cuerpo vivido, el espacio vivido y el tiempo vivido”. Este abordaje metodológico tiene como propósito reconocer las subjetividades e interacciones que consideran la naturaleza como sujeto de derecho, a la vez que propone nuevas rutas metodológicas que incorporen en los currículos escolarizados los conocimientos que

subyacen en prácticas ancestrales que como el tejido y el “pagamento1”, se constituyen en anclaje del cuidado y

crianza de la vida. Son entonces esas prácticas situadas en los “TerritorioSCuerpo” y los “CuerpoSMemoria” que dan cuenta del cuidado del cuerpo físico, espiritual y comunitario, las que han permitido desde la experiencia docente e investigativa de las autoras, presentar al final de este texto las espirales didácticas en cuanto expresión concreta de los “lenguajes, los lugares y los tiempos “de la memoria de las mujeres kankuamas.

Palabras Clave: Espirales didácticas. Espiritualidad. Mujeres Kankuamas. Territorialidad Epistémica. Resumo

Este trabalho é uma contribuição para a consolidação das epistemologias de Abya Yala, com o objetivo de vincular as discussões em sala de aula e o trabalho pedagógico no Bacharelado em Etnoeducação e Interculturalidade da Universidade de La Guajira, na Colômbia, com as dinâmicas comunitárias das cidades. A proposta inclui o reconhecimento da espiritualidade como manifestação dos saberes ancestrais das mulheres Kankuama que, a partir do seu “ConoCSentir”, deram origem a práticas de vida quotidiana a partir das quais confrontam silêncios históricos e medos causados pela violência epistêmica e pela cultura espiritual

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 Socióloga. Ph.D en Pedagogía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Bologna-Italia. Docente

investigadora de la Licenciatura en Etnoeducación e Interculturalidad; coordinadora del Semillero de Investigación Putchi Anasü (Palabra sabia), miembro del grupo de investigación Aa’in – Núcleo de estudios Multi-Interculturales - de la Universidad de La Guajira. Trabajos y aprendizajes compartidos con pueblos originarios en Colombia, México y Bolivia. Autora de la Matriz TerritorioCuerpoMemoria como referente de los saberes situados en el Territorio y los Cuerpos que lo habitan. E-mail: yolandaparra@uniguajira.edu.co

 Lideresa Kankuama. Tejedora. Licenciada en Etnoeducación y magister en Ciencias Sociales. Docent e

investigadora de la Licenciatura en Etnoeducación e Interculturalidad de la Universidad de La Guajira. Perteneciente al grupo de investigación Aa’in -Núcleo de estudios Multi-Interculturales-. E- mail:

sn gutierrez@uniguajira.edu.co

1 Actos de reciprocidad “ofrendas” a la Madre Tierra para la sanación y armonización del Territorio.


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historicamente, perpetuados em seus territórios ancestrais. A metodologia é tecida a partir da articulação entre a autobiografia, a fenomenologia hermenêutica e a Matriz “TerritórioCorpoMemória” como referência epistêmica

que dá conta do “corpo vivido, espaço vivido e tempo vivido”. Essa abordagem metodológica visa a reconhecer as subjetividades e interações que consideram a natureza como sujeito de direito, ao mesmo tempo em que propõe novos percursos metodológicos que incorporam nos currículos escolares os conhecimentos que fundamentam práticas ancestrais, como a tecelagem e o “pagamento”, cuidado e educação da vida. São então aquelas práticas localizadas nos “TerritóriosSCody” e nos “BodiesSMemory” que dão conta do cuidado do corpo

físico, espiritual e comunitário, que permitiram, a partir da experiência de ensino e pesquisa dos autores,

apresentar as espirais no final deste texto, a didática como expressão concreta das “linguagens, lugares e tempos” da memória das mulheres Kankuamas.

Palavras-chave: Espirais didáticas. Espiritualidade. Mulheres Kankuama. Territorialidade Epistêmica .

Introducción

Esta colaboración, fruto de los aprendizajes compartidos por las autoras, en cuanto docentes de la licenciatura en “Etnoeducación e interculturalidad” de la Universidad de La Guajira, incorpora apartes del trabajo de investigación de Saray Gutiérrez Montero para optar al título de magister en ciencias sociales, titulado: Saberes Propios y Lineamiento de Política Pública Educativa para la reconexión identitaria y la armonización de los Pueblos Indígenas en Contexto de Ciudad. Experiencias desde las Corporalidades y Territorialidades de los Pueblos Wiwa, Kankuamos y Zenues en Contexto de Ciudad. De igual modo, incorpora reflexiones que superan un abordaje interdisciplinario para generar “diálogos interepistémicos” (Parra; Gutiérrez, 2018) más allá de las posturas clásicas de la investigación científica ajena a esas “razones del corazón” expresadas por Pascal y retomadas por Bateson (1999) en su reconocida obra “Altri passi verso un’ecologia della mente. Así entonces, esta colaboración cuestiona la objetividad y la idea de la existencia de un objeto de conocimiento como realidad autónoma e independiente del sujeto que observa. Así mismo, toma en consideración nuevas categorías conceptuales –“Ecología del espíritu”, “ConoCSentir”, “Pedagogía de la Reconexión” “Territorialidad epistémica”, “Matriz TerritorioCuerpoMemoria”, “TerritorioSCuerpo”, “CuerpoSMemoria” – elaboradas por Yolanda Parra (2013) como resultado de su doctorado en Pedagogía y Ciencias de la Educación en la Universidad de Bologna (Italia), en cuanto categorías epistémicas esenciales a la temática aquí abordada, las cuales se presentan entre comillas para resaltar la grafía que rompe con los esquemas institucionalizados de las lenguas, desconociendo los significados y los horizontes de sentido que subyacen en el sistema de conocimiento de cada cultura.

Desde esta perspectiva, considerando que el lenguaje, lejos de ser neutro, es una expresión de poder y relaciones de estructuras de poder, y como tal subordinan esas formas otras de sentir, pensar y estar en el mundo, las autoras también hemos decidido, de manera


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intencional, utilizar las mayúsculas para algunos sustantivos comunes. Esta elección tiene como propósito derribar fronteras no sólo gramaticales sino también epistemológicas propias del sistema de conocimiento occidental, a la vez que toma distancia de ordenamientos jurídicos que aún no reconocen la naturaleza como sujeto de derecho, de allí que entre las categorías abordadas sean particularmente relevantes los “TerritorioSCuerpo” y los “CuerpoMemoria”.

Se trata entonces, de poner en discusión estructuras rígidas que encajonan la investigación educativa en parámetros de rigor científico sujetas a mediciones, cuantificaciones y demostraciones. También es una invitación para que profesoras y profesores, asumamos el reto de consolidar investigaciones en contexto y prácticas pedagógicas que den cuenta de esos saberes situados en los “TerritorioSCuerpo” y los “CuerpoSMemoria” desde un abordaje interdisciplinario e interepistémico.

El abordaje metodológico, toma en consideración discusiones contemporáneas relacionadas con la investigación de tipo cualitativo, reconociendo la pertinencia del paradigma indígena de investigación (Tuhiwai, 2015), en diálogo con metodologías que, como la etnografía, la autoetnografía (Feliu; Lajeunesse, 2007) y la autobiografía (Arfuch, 2002) han ido consolidando desde la investigación cualitativa, una investigación que reconoce a los territorios y los cuerpos que lo habitan como protagonistas de su propia historia, c omo subjetividades involucradas y “memorias corporizadas” (Parra; Gutiérrez, 2018, p. 65). Son estas “memorias corporizadas” y las “narrativas encarnadas” (Parra; Villa; Gutiérrez, 2020) develadas en el ejercicio escritural de la autobiografía, las que han hecho posible identificar tantos “CuerpoSMemoria” femeninos con identidades fragmentadas, desarraigadas y olvidadas.

Es desde esta mirada que, se toman en consideración las experiencias de las mujeres kankuamas residentes en la ciudad de Riohacha, con el propósito de resignificar conceptos como: territorio, territorialidad, corporalidad e identidad, tan cuestionados cuando se vive fuera del territorio ancestral.

El contexto de resignificación, desde el cual se teje este texto, exige una aproxim ación histórica al ordenamiento territorial de la ciudad de Riohacha, como lugar receptor de culturas diversas, en su mayoría asentadas en el tiempo y en la memoria de la población riohachera desde las trincheras de su geografía sagrada, en cuanto territorio ancestral del pueblo wayuu , pero también asentamiento de otros Pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta (en adelante


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SNSM), así como de población desplazada por el conflicto armado, entre ella el Pueblo kankuamo.

Según el (Plan de Desarrollo Distrital de Riohacha 2020-2023), en el Acuerdo No. 003 de 2002, acto administrativo mediante el cual se aprobó el Plan de Ordenamiento Territorial, se estableció una nueva distribución del territorio urbano de la cabecera municipal de Riohacha por comunas, unidades territoriales emanadas del ordenamiento institucional previsto en la Ley 388 de 1997, Artículo 48 del Acuerdo 003 de 2002, que delimita la ciudad en sectores urbanos o comunas. En esta organización territorial, se encuentra la comuna diez, con los barrios 31 de octubre, Villa Yolima, el Dividivi, Las Marías y Los trupillos, donde se encuentra la mayor concentración de las familias y mujeres kankuamas, las cuales han resistido tanto ayer como hoy a los embates de la colonización militar y evangelizadora, en un efecto multiplicador que hoy conocemos como “colonialidad del poder, del saber y del ser” (Walsh, 2007, p.105) .

Así entonces, territorialmente, el Pueblo Kankuamo ha mantenido conexión directa con el área geográfica de la ciudad de Riohacha dadas las interconexiones espirituales desde la “Línea Negra” (Decreto 1500 de 2018, Ministerio del Interior de Colombia), donde se reconoce la geografía sagrada de los cuatro pueblos de la SNSM: Ijku (Arhuacos), Kág aba (Kogui), Kankuamos y Wiwa. Esta “Línea Negra “encarna la cosmovisión, consagrada en la Ley de Origen o derecho mayor en el marco de su autonomía territorial y gobierno propio. Hoy se mantiene esa conexión con el territorio y los sitios sagrados, mediante la práctica espiritual del “pagamento”, como manifestación simbólica de esa interacción entre el cuerpo espiritual y el cuerpo físico, para la sanación y armonización del Territorio, aun encontrándose físicamente fuera de él.

En los resultados presentados: “espirales didácticas y pedagógicas”, se propone una ruta metodológica para el abordaje de contenidos escolarizados que posibiliten la “reconexión identitaria” (Parra; Gutiérrez, 2018, p. 87) de las mujeres, jóvenes, niños y niñas kankuamos en contexto de ciudad. En este sentido, el esfuerzo de articular las prácticas de la vida cotidiana con los currículos escolarizados, implica resignificar los saberes propios, las territorialidades y las corporalidades que se tejen desde la espiritualidad y las prácticas culturales en la vida cotidiana de las familias en la comuna 10 de Riohacha y es por ello que revisten particular importancia las narrativas y la autobiografía en cuanto relato fundante, a partir del cual las criaturas humanas tejemos la espiral de nuestra propia existencia.


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Bajo esta perspectiva, se abre la posibilidad de pensarnos en relación con esos

“TerritorioSCuerpo” y “CuerpoSMemoria”, como apuesta ontológica, ética y política, lejos de la “cosificación y la mercantilización”, para dar cuenta de “los lugares, los tiempos y los lenguajes de la memoria”, donde se configuran espacios de conocimiento que generen investigaciones contextualizadas, a partir de las prácticas espirituales, pedagógicas, soc iales, productivas y organizativas, desde las cuales se configura la “Territorialidad Epistémica”.

Entre lo teórico, lo Epistémico y lo ontológico

Hacer una lectura compresible de este escrito, requiere de una sensibilidad investigativa y una ruptura de los paradigmas dominantes que han guiado la investigación científica. Es por ello que en la introducción se hacen las consideraciones tanto de las categorías conceptuales que aquí se abordan, como de la forma de las grafías que unen todo aquello que occidente ha querido siempre separar en honor a los postulados cartesianos: la mente del cuerpo, el hombre de la naturaleza, el tiempo del espacio y la vida de la muerte. Fragmentaciones ya superadas gracias a los aportes de la mecánica cuántica que permitió establecer que las partículas subatómicas solo podrían ser definidas en virtud de las relaciones recíprocas que se manifiestan entre los cuerpos, entre el átomo y el observador; entre las diferentes variables observadas, dando vida a una imagen del mundo subatómico constituido por partes que interactúan en un todo que confiere significado, a su vez, a cada elemento. Es decir, irrumpe un concepto desconocido hasta ese momento al modelo cartesiano: el significado.

Es en este tránsito de búsquedas y abordajes “otros” que desde los diálogos interepistémicos se retoma el concepto de Mente introducida por Gregory Bateson (1999), quien, siguiendo los principios de la cibernética, en los años sesenta, introduce un nuevo concepto de Mente, entendida como “la estructura que conecta”. Para Bateson, la Mente ,

…lejos de ser prerrogativa de los seres humanos, en cuanto ser dotado de razón y de autoconciencia, representa la estructura a través de la cual todo ser viviente, incluido el planeta mismo, organizan la propia vida a través de un proceso continuo de aprendizaje y adaptación de los comportamientos respecto a las informaciones ambientales, en una dimensión relacional inescindible de interferencia entre los sistemas que se modifican, adquiriendo continuamente nuevos significados (Bateson, 1999, p. 499).


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Apartir de estos postulados se concibe como fenómeno sistémico, las relaciones entre naturaleza y mente, lo cual representa el primer tentativo científico exitoso que supera la división cartesiana entre mente y cuerpo. Otro punto de gran relevancia en este escrito en relación con el aporte de Bateson es el hecho de que abre nuevas discusiones en relación con la educación y los procesos de aprendizaje. Retoma el debate histórico de la filosofía al considerar en forma separada dos clases de problemas, que a juicio de Bateson son inseparables: uno, los problemas de la ontología: “cómo son las cosas, qué es una persona y qué clase de mundo vivimos” (Bateson, 1999, p. 340). Dos, los problemas de la epistemología: “cómo conocemos algo, más específicamente, cómo conocemos qué clase de mundo es éste y qué clase de criaturas somos nosotros, que podemos conocer algo, o quizá nada” (Bateson, 1999, p. 342), como bien lo expresa en el siguiente párrafo:

En la historia natural del ser humano viviente, la ontología y la epistemología no pueden separarse. Sus creencias (por lo común inconscientes) acerca de qué clase de mundo es aquel en que vive, determinarán la manera como lo ve y actúa dentro de él, y sus maneras de percibir y actuar determinarán sus creencias acerca de su naturaleza. El ser humano, pues, está ligado por una red de premisas epistemológicas y ontológicas que – independientemente de su verdad o falsedad últimas- se convierten parcialmente en autovalidantes para él (Bateson, 1999, p. 344) .

Han sido estos hallazgos los que nos ha permitido seguir la trocha en búsqueda de esos otros horizontes del posible, para adentrarnos en los laberintos profundos del conocimiento que den cuenta de esos saberes situados en los “TerritorioSCuerpo” y los “CuerpoSMemoria”, cuyos registros se han guardado sigilosamente en la gramática espiritual de las montañas, los ríos, los mares y los caminos. Cada registro, cada canto, cada susurro, cada tejido, cada puntada, ha abierto un universo de interpretaciones cada vez más amplio, exigiendo de este modo una resignificación de los conceptos de territorio, cuerpo y memoria, a partir de los cuales toman cuerpo los referentes ontológicos, epistémicos, pedagógicos, metodológicos y didácticos que a continuación se presentan.

La Ecología del Espíritu. El ConoCSentir y la Territorialidad Epistémica

La Ecología del Espíritu, en cuanto referente ontológico de la “Territorialidad Epistémica” , se plantea como aporte a la “descolonización de la cognición”, no solo desde la investigación educativa y la práctica pedagógica sino también como desafío al ordenamiento


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jurídico en reconocimiento al derecho de autodeterminación de los Pueblos. Así mismo plantea una discusión ontológica que tiene que ver con la inclusión de la naturaleza como sujeto de derecho y protagonista de una interculturalidad situada y sintiente de las afectaciones generadas por la criatura humana .

Lo anterior implica reestructurar, repensar, reacomodar y renunciar a esquemas con los cuales la academia mutila los sentidos, encasillando la investigación en formatos e “instrumentos”, para explorar el reino de la experiencia: sentir, escuchar, mirar, olfatear, degustar y tocar todo cuanto sucede fuera y dentro de la confusión existencial del investigador. Comprender entonces, que hacer investigación va más allá de “validar instrumentos”, “recoger datos”, cuantificar, medir y comprobar abre caminos de conocimiento “otros”, donde la Ecología del Espíritu, cobra sentido y se conjuga a partir de la siguiente definición:

la sensibilidad que permite acercarnos a esos otros horizontes del posible, desafiando el dominio de la razón, para sentir desde el Cuerpo y desde el Corazón los lenguajes ocultos en las dimensiones de la Vida Cotidiana donde se tejen las Pedagogías Pluriversas que conectan los TerritoriosCuerpos y los CuerposMemoria (Parra, 2013, p. 319 apud Parra; Gutierrez, 2018, p. 41) .

Transmitir al mundo de la razón los profundos horizontes de sentido que subyacen a la Ecología del Espíritu, requiere de esos diálogos interepistémicos que se han venido planteando, en modo tal que, siguiendo a Pascal, podamos comprender esas “Razones del corazón que la razón no puede explicar”, como bien nos plantea Bateson con tanta claridad en el siguiente párrafo:

Pascal concebía las razones del corazón como un cuerpo de relaciones lógicas o de procesos de computación tan precisos y complejos como las razones de la conciencia…(..) Pero estos algoritmos del corazón, o como dicen ellos, del inc onsciente, están codificados y organizados de una manera totalmente diferente a la de los algoritmos del lenguaje. Y como gran parte del pensamiento consciente está estructurado en términos de la lógica del lenguaje, los algoritmos del inconsciente son inaccesibles por partida doble. No se trata solamente de que la mente consciente tenga un acceso dificultoso a ese material, sino que a ello se suma el hecho de que cuando ese acceso se logra, por ejemplo, en los sueños, el arte, la poesía, la religión y otros estados semejantes, subsiste un formidable problema de traducción (Bateson, 1999, p. 178) .

La “Ecología del Espíritu”, permite la lectura de esos “Pluriversos” lingüísticos que los diccionarios y la gramática aún no han incorporado en sus registros. Fueron esos registros, la geografía y la gramática de los “TerritorioSCuerpo” y los “CuerposMemoria” quienes han permitido comprender esos modos “otros” de acceso al conocimiento, la herencia familiar, el


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llamado divino, la experiencia personal y colectiva, las prácticas rituales y la oralidad, donde la proyección de una existencia en armonía con la naturaleza, de la crianza de la vida y del equilibrio permanente entre salud y enfermedad, entre vida y muerte se constituyen en anclaje del sistema de conocimiento ancestral y de los procesos de vida en comunidad.

Es desde esta dimensión comunitaria de interacción entre los seres, vivos y muertos, que habitan un territorio que cobra vida la categoría del “ConoCSentir”, como referente epistémico de la Territorialidad epistémica. Un referente que desafía el domino de la razón para dar lugar a esos modos “otros” de sentir, pensar y estar en el mundo, desde los cuales se configuran esos horizontes de significado que posibilitan el recorrido del Sentir a través de nuestro Cuerpo para generar conocimiento. Es decir, el útero desde el cual se activa el proceso cognoscitivo y a partir del cual nuestros sentidos pueden sentir los lenguajes ocultos que tienen sus orígenes en las prácticas espirituales, pedagógicas, productivas y organizativas de la vida cotidiana (Parra, 2013) .

Así entonces, la categoría epistémica del “ConoCSentir” reconoce al Cuerpo en cuanto protagonista de ese conocimiento que transita entre la vida y la muerte, Cuerpo habitante espiritual de un territorio, más allá del ropaje físico y humano que lo cobija donde subyacen prácticas pedagógicas que se han transmitido de generación en generación para mantener el equilibrio y armonización de los Territorios, por lo tanto, el “ConoCsentir” viene entendido como:

Anclaje de las pedagogías propias, donde el sentir de la naturaleza como ser vivo y la visión proteiforme del universo, configuran las dimensiones de una realidad otra a partir del mirar, escuchar, narrar, cantar, vivir, agradecer y sentir el Territorio, configurando un proceso de aprendizaje situado en el Cuerpo, que incorpora el conocimiento a partir de las experiencias sensoriales que lo nutren (Parra, 2013, p . 325 apud Parra; Gutiérrez, 2018, p. 117) .

Los planteamientos hechos hasta el momento encarnan sentires y pensares que dan cuenta de una cognición situada, a partir de la cual la “Territorialidad epistémica”, se constituye en referente importante en la revisión de los contenidos escolarizados como eje central para la construcción de un currículo con justicia social y ambiental como aporte a la consolidación de la paz total, donde la “Pedagogía de la Reconexión” se configura como apuesta de resistencia espiritual y epistémica que ha mantenido viva la sabiduría ancestral de los Pueblos hasta nuestros días, cuya esencia se manifiesta a partir de:

la búsqueda permanente de equilibrio y armonización con la naturaleza. En cuanto pedagogía para el cuidado y la “Crianza de la vida”, se define a partir los saberes

situados en un “EspacioTiempo” a espiral, donde se configuran prácticas de


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sanación del Territorio, con el propósito de dar respuesta a las tensiones que sos tiene la vida misma en la relación salud-enfermedad, entendida ésta también como enfermedad social (Parra; Gutiérrez, 2018, p. 112) .

Es desde esta interconexión entre lo cósmico y lo terrenal, lo visible y lo invisible que

se reconoce al Cuerpo como primer Territorio de la experiencia y anclaje de la memoria colectiva de los Pueblos, toda vez que “cuerpo” no hace referencia sólo al cuerpo físico y humano, sino también al Cuerpo Comunitario, cósmico y espiritual, planteamientos que consolidan la “Territorialidad Epistémica” como referente ontoepistémico que da cuenta de un sistema de conocimiento generado en las diferentes interconexiones mediadas por los Cuerpos que habitan un Territorio y por lo tanto va entendida como:

Proceso cognitivo que requiere de la capacidad de comprender las interconexiones que se generan entre las diferentes dimensiones de la percepción, teniendo como puente el Cuerpo desde el ejercicio de su corporeidad, porque es precisamente a través de dichas conexiones que se manifiesta la esencia de la Pedagogía de la

Reconexión, es decir la dimensión espiritual donde se configura lo sagrado de la

relación, espacio desde el cual se configuran prácticas pedagógicas de la vida cotidiana que se constituyen en anclaje de la Territorialidad Epistémica como

manifestación concreta de los saberes situados y del TerritorioCuerpo como generador de conocimiento (Parra; Gutierrez, 2018, p. 57) .

La Matriz TerritorioCuerpoMemoria

La matriz TerritorioCuerpoMemoria como referente epistémico metodológico de la investigación en contexto, se propone desde los diálogos interepistémicos, para des- aprender, aprender y aprehender otras formas de construcción del conocimiento, retomando lo s postulados de Pueblos que han logrado mantener prácticas de vida en comunidad y a conservar como pilares de su sabiduría ancestral una forma de espiritualidad representada en el equilibrio entre las criaturas vivientes, la armonía y el respeto con la naturaleza, como se expresa en la siguiente definición:

La Matriz “TerritorioCuerpoMemoria” en cuanto expresión de las diferentes formas de ver, comprender, sentir y vivir el mundo, se constituye en referente epistémico y anclaje de las pedagogías propias, las didácticas y la investigación en contexto. Se escribe sin separar, sin guiones, sin comas y sin puntos para significar las relaciones de reciprocidad y complementariedad que se tejen en una dime nsión espaciotemporal a espiral, donde las situaciones y vivencias generadas a través de relaciones y vínculos de interconexión y continuidad, entrenzan las manifestaciones del mundo simbólico con los “CuerposMemoria” que habitan un Territorio. Se consolida a partir del ejercicio de las Territorialidades que se configuran desde las

prácticas espirituales, pedagógicas, productivas y políticas de la vida cotidiana, dando sentido a los lugares, los tiempos y los lenguajes de la memoria que a través


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de la tradición oral han perpetuado la memoria colectiva de los Pueblos ( Parra, 2013, p. 299 apud Parra; Gutierrez, 2018, p. 44) .

El Cuerpo al centro se constituye en hilo conductor del andamiaje epistémico aquí expresado. Es manifestación encarnada de la memoria colectiva hecha Cuerpo. Un Cuerpo que se despliega cósmica y espiritualmente y que se constituye en el ombligo de esos Territorios hechos carne. “TerritorioSCuerpo” y “CuerpoSMemoria” que incorporan, articulan, conectan y se distribuyen en ese espacio tiempo del mundo vivido, para resignificar la experiencia vivida a partir de las prácticas espirituales, cognitivas, productivas y políticas que se tejen desde la vida cotidiana.

Metodologías descolonizadoras y Pluralismo metodológico

Haber realizado investigación, desde adentro, en contextos multi-interculturales por más de veinte años y en la academia por casi diez, nos ha llevado como docentes investigadoras a desarrollar un entramado metodológico que se articula a partir del diálogo entre la autobiografía, la autoetnografía, la etnometodología y la fenomenología hermenéutica. El hilo conductor ha sido la búsqueda permanente de un referente que permita romper con los cánones del rigor científico que desconoce esos saberes “otros” que desde la Pluriversidad del Conocimiento ofrecen nuevas propuestas de metodologías descolonizadoras, entre ellas lo planteado por la investigadora maorí, Linda Tuhiwai, quien ve la investigación como un espacio para restituir a los Pueblos el saqueo histórico perpetuado desde Occidente, como lo expresa en el siguiente párrafo:

Como ámbito de lucha, la investigación es significativa para los pueblos indígenas, dado que está imbuida en nuestra historia bajo la mirada del imperialismo y la

ciencia occidental. Está enmarcada por nuestros intentos de escapar de la penetración y supervisión de esa mirada, mientras que simultáneamente nos

organizamos y nos reconstruimos, como seres humanos indígenas en estado de crisis permanente. La investigación no ha sido neutra en su cosificación de otro. La

cosificación es un proceso de deshumanización (Tuhiwai, 2015, p. 69).

Es bajo esta perspectiva que, la narración autobiográfica, en cuanto metodología situada de la investigación en contexto, posibilita un narrarse por sí mismo, desde adentro, en relación con ese “otro” que incorpora también la naturaleza como ser vivo sujeto de derecho. Una narrativa que se resiste a la cosificación, tanto de los Cuerpos, como de los Territorios. Que ofrece la posibilidad de descubrir un espacio oculto de nuestra propia existencia. Un descubrimiento que, aunque causa temor, se convierte en un reto que despierta pasión y nos


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lleva a los intersticios más íntimos de nuestro ser para responder esas preguntas sumergidas en el velo del misterio o del secreto guardado con sigilo por las familias, o de esa realidad invisibilizada por una historia mal contada.

Se trata entonces de adentrarse en la expresión de lo autobiográfico para repensar la “escritura del yo”, como un “acto de significado” (Bruner, 1991, p 25.) para reconectar, resignificar y recrear la propia existencia, con la esperanza profunda de encontrar algunas respuestas a tantos “porqués”. Un acto liberatorio para gritar al mundo aquello que no es permitido expresar en escenarios de poder. Un ejercicio íntimo que al hacerse público denuncia lo que históricamente ha sido silenciado, sobre todo los sentires y los decires de la voz propia de las mujeres. Una voz que se hace viva desde los lugares, los tiempos y los lenguajes de la memoria, aún sin ser personajes ilustres. Dado que la narración autobiográfica era considerada:

…privilegio de personajes ilustres, quienes precisamente buscaban con ello un

significado de “eternidad”, ha quedado atrás. Hoy la narración autobiográfica quiere dar paso a la voz de los silenciados, como una posibilidad de interacción con

la propia existencia, pero también de esos “otros”, interlocutores necesarios para nuestra ubicación en una realidad de la cual hacemos parte (Arfuch, 2002, p. 47 ).

Es a partir de estas consideraciones que la autobiografía constituye parte importante de este texto, toda vez que, rompe la tradición investigativa de la “entrevista biográfica”, en la que el propio relato viene mediado por la voz de quien escribe. Dar paso al cultivo de la propia intimidad y al protagonismo del Cuerpo es tal vez un proceso que se fortalece en la escritura y que conlleva a un acto de “autoafirmación” y liberación, como nos recuerda la autora a continuación: “Si el cuerpo esta tradicionalmente excluido de la au tobiografía, volcadas más bien hacia estados del alma, intelecto, espíritu, memoria, en este tipo de relatos aparece comprometido de modo prioritario no solo como un objeto de tormento sino también como un registro importante de autoafirmación” (Arfuch, 2013, p. 98).

Desde estos otros horizontes del posible, las narrativas que a continuación se comparten, han sido tejidas desde un espacio de “Reconexión identitaria”, constituyendo un espacio liberatorio para las mujeres kankuamas desplazadas en la ciudad de Riohacha. Fuente para la reconstrucción de su propia realidad, aun poniendo en juego su subjetividad, sus miedos y sus fantasmas. Nadie se va a sentir autorizado para exigir qué escribir, cómo escribirlo y, mucho menos, con qué lenguaje escribirlo. Es aquí donde se descubre esa experiencia maravillosa del escribir para resignificar la propia existencia, un acto íntimo en el que una vez liberadas de la incertidumbre fueron tejiendo, puntada a puntada, las palabras de esas voces silenciadas para gritar al mundo lo que se debería decir y se dijo.


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Este abordaje que reivindica el Cuerpo como “registro importante de autoafirmación”, hizo posible la lectura de las violencias de esos “TerritorioSCuerpo” femeninos con identidades fragmentadas, víctimas de dinámicas de poder violatorias de los derechos de las mujeres, donde el Cuerpo de la mujer se consideró territorio en disputa entre los actores armados, sembrando en su calidad de víctimas el desarraigo, la negación y el aniquilamiento de las subjetividades femeninas. Situación que describe la narración que se comparte a continuación:

Soy mujer y madre kankuama de un hijo y una hija. Mi hija Luciana nació en la ciudad de Riohacha, por lo que su placenta y ombligo quedaron en el hospital de esta ciudad. A pesar de que siempre escuchaba la importancia de la siembra de la placenta en mi territorio, la época de la violencia no lo permitió, no tuve la

oportunidad para conservar esta parte de la vida de mi hija y luego enviarla al territorio. Los miedos y el terror en esos tiempos sumado a la preocupación por mi familia que se quedó allá en mi territorio me generaban momentos de angustia profunda, ya que en ese tiempo de violencia que nació mi hija, los paramilitares no nos dejaban entrar a nuestro pueblo. Esta experiencia fue fatal porque tuvimos que criar a nuestros hijos sin los consejos de los cuidados de mi madre y mis abuelas como siempre nos enseñaron.

Además de estar lejos, en esa época tampoco teníamos lana ni fique para tejer, así

que nos tocó tejer lana sintética que vendían en el mercado de Riohacha. Nos consolaba el hecho de tener con nosotras la carrumba2, gracias a la cual hoy Luciana

sabe hilar y tejer, cosa que me enorgullece como mujer tejedora Kankuama, ya que aprendí a tejer desde muy niña y hoy después de muchos años sigo tejiendo para el sustento de mi familia.

Hoy después de las dificultades y tristeza puedo decir que volver a mi pueblo sin miedos en compañía de mi hija cuando está en vacaciones del colegio es un gran regalo, como lo es también poder tejer con libertad sin nudos en mi corazón y sin que se me enrede el hilo, como sucedía cada vez que me asaltaban los recuerdos. Pude volver a hilar con mi mamá y mi abuela, para luego traer el hilo y seguir mi vida aquí en Riohacha.

Los abuelos y abuelas que ya se murieron dejaron muchos conocimientos a mis

padres que ahora están, entre ellas, el vestido que es una manta cruzada y blanca para la mujer, la danza y la música que se llama el chicote, la medicina tradicional,

la alimentación propia. Todos estos conocimientos fueron llegando, caminando y conversando con mayores, tíos y tías, pero también con los jóvenes, porque fueron los primos hermanos de Luciana quienes le mostraron algunas prácticas ancestrales que se viven en el territorio. Por ejemplo, sus primos que son danzantes le enseñaron

a bailar “chicote”. El chicote es una danza ancestral de los kankuamos, se danza en círculo agradeciendo el territorio, conversa que se disfrutó mientras la abuela preparaba el almuerzo con sopa de guandú. Así en esos viajes a nuestro territorio ancestral, Luciana también tuvo la posibilidad de conocer sitios ceremoniales del

territorio, ríos, montañas, caminos; además, se animó a seguir hilando y tejiendo como lo hacían sus primos.

Hoy, gracias a las experiencias compartidas en territorio, he podido cultivar en mi hija la importancia de las prácticas espirituales que como mujeres ofrecemos al territorio y es por eso que hablamos muchos de estos temas y podemos decir que tanto ella como yo estamos seguras de realizar la práctica espiritual del “pagamento”

____________

2 Huso elaborado en madera. Lo utilizamos las mujeres Kankuamas para darle forma al hilo para el tejido.

Consta de un eje de 40 a 45 centímetro de largo, una rueda que hace de forma de volante de 10 centímetros encajada en la mitad del eje. En la parte baja del huso se encuentra un marco que sirve para agarrar que tam bién

es de madera.


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con el ofrecimiento de su primera menstruación. Esta decisión la hemos conversado, reconociendo la importancia de haber compartido en las Kankurwas (casa

ceremonial), donde nos hemos sentado a calentar el fogón y compartir la palabra con los mayores, abuelos y abuelas que hoy hacen parte de la recuperación y

fortalecimiento de la identidad Kankuama. (Conversación madre desplazada a la ciudad de Riohacha. Negalda, 47 años, 15 abr. 2023 ).

Es momento entonces, de reconocer la madurez y los caminos abiertos por los

movimientos de mujeres indígenas, que desde los principios de reciprocidad y complementariedad han creado y continúan creando perspectivas diferentes a las planteadas por el feminismo occidental, ofreciendo desde sus culturas formas de sanar, reparar y restituir al territorio y a los cuerpos el equilibrio y la armonía arrebatada por la guerra, donde las prácticas espirituales que ponen al centro el Cuerpo como Territorio, siguen siendo un legado importante de superación y crecimiento para las jóvenes generaciones, de lo cual es testimonio la narración de una de las autoras:

Mirarme hoy cuatro años después de mi primera narración autobiográfica, y sintetizar en estas páginas mi recorrido en estos tiempos, más consiente de mi propia realidad, me llevaron a investigar las realidades de los pueblos indígenas en contexto de ciudad. Así inicié mi Maestría en Ciencias Sociales. Superando los obstáculos que como mujer indígena, madre, hija, hermana y Etnoeducadora, tuve que afrontar día a día para alcanzar este sueño contemplado. Agradezco este espacio que me permitió envolver y desenvolver la cabuya, volver a empatar y empezar un tejido en espiral que hoy se presenta en estas páginas. Reencontrarme y relacionarme con mis hermanos y hermanas Kankuamas en contexto de ciudad en Riohacha, especialmente con las familias que resistimos en estos territorios guajiros los embates de la guerra, la discriminación y la desesperanza; ha sido la experiencia de vida gratificante que he podido tener. Los encuentros, las conversas, las vivencias compartidas son memoria viva de nuestras existencias y la cabuya en ocasiones se enreda, cuando los interrogantes son algo más que preguntas, para las cuales la mayoría de las veces aún no tenemos respuestas. Así entonces, entre ires y venires a mi territorio ancestral, siento la profundidad de esa reconexión que me permitió vivir la experiencia de sentirme y reconocer que soy parte de la memoria colectiva del pueblo kankuamo, porque mi cuerpo hace parte del territorio ancestral cuando descubrí en esos viajes de ida y vuelta, que mi placenta y mi ombligo están sembradas en mi territorio, es decir, una parte de mi ser vive en él. Hoy agradezco ese dulce retorno, porque me dio la oportunidad de sembrar la placenta y el ombligo de mi hijo en mi territorio ancestral, decidida a dar continuidad a la historia de vida que me permitió realizar esta práctica cultural, aunque físicamente mi vida transcurra en una ciudad. La siembra de la placenta y el ombligo, como práctica cultural de reconexión espiritual del ser kankuamo, está vinculada con la práctica ancestral del “pagamento”, práctica compartida con los pueblos hermanos de la Sierra Nevada de Santa Marta, práctica que he tenido el privilegio de compartir con los hermanos wiwas en el contexto de la ciudad de Riohacha, realizando ceremonias de armonización y sanación en algunos de los sitios que conforman la “línea negra”, el sistema de sitios sagrados y marcaciones espirituales de nuestra Ley de origen (Saray Gutiérrez Montero).


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La Fenomenología Hermenéutica y la Matriz TerritorioCuerpoMemoria

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Los diálogos interepistémicos entre la Fenomenología Hermenéutica y la Matriz TerritorioCuerpoMemoria en cuanto referente epistémico metodológico de la investigación en contexto recrea otras visiones de mundo desde los lugares, los lenguajes y los tiempos de la memoria, toda vez que, es en esta interacción donde se generan significados vinculados a la realidad donde la vida cotidiana transcurre. Abrir caminos de conocimiento hacia esos otros horizontes del posible exige rupturas paradigmáticas y una mirada desde la Pluriversidad del conocimiento, abordaje que se expresa a partir de las relaciones planteadas en la figu ra número 1.

Figura 1. La Matriz Territorio Cuerpo Memoria


Fuente Elaboración propia en diálogo con la Chakana andina (Parra, 2013, p. 353)

La representación simbólica de la Matriz TerritorioCuerpoMemoria al centro, manifiesta la conexión entre el mundo simbólico y los diferentes lenguajes de la espiritualidad. El “ConoCSentir” y el “MetaSentir”, dan cuenta de los metalenguajes cognitivos donde los “CuerposTerritorio” y los “CuerpoSMemoria” se encuentran. La “ecodisciplinariedad”, expresa la Búsqueda de aquel ideal axiológico trascendental que apunte a la integración de las instancias individuales con las exigencias colectivas (Demozzi, 2012, p. 22) y finalmente la interculturalidad, como ejercicio de traducción interpolítica para generar espacios educativos donde los diálogos interepistémicos y la esencia de la “Pedagogía de la Reconexión” se puedan concretar (Parra, 2013, p. 243) .

El tejido metodológico que ha hecho posible estas páginas destaca la posibilidad que ofrece la Matriz TerritorioCuerpoMemoria de transitar la propia experiencia, reconociendo el Cuerpo en cuanto manifestación concreta de esas formas “otras” de ser y estar en el mundo.


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Una experiencia vivida que trasciende de la dimensión individual al mundo comunitario en donde esa interacción con la realidad se mira desde los horizontes de sentido que la vivencia misma ofrece.

Para el caso de los Pueblos originarios estos significados vinculados al Territorio y el transcurrir de la vida cotidiana se conjugan con los principios que armonizan la relación entre la vida y la muerte, lo cósmico y lo terrenal, haciendo de la “experiencia vivida” la principal base epistemológica del acto de conocer, es decir, es el sentido del fenómeno y la orientación hacia los sentidos que brotan de las vivencias en relación con los seres visibles e invisibles que habitan un territorio. Por lo tanto, en este escrito se reconoce en la experiencia vivida una realidad que genera conocimiento y es ese fenómeno el que permite establecer los diálogos con la fenomenología hermenéutica, entendiendo que:

El concepto de “experiencia vivida” (traducido de la palabra alemana Erlebnis) ...(..) El verbo erleben significa literalmente “vivir a través de algo”, así pues, experiencia vivida es este pasivo y activo vivir a través de la experiencia. La experiencia vivida

nombra lo ordinario y lo extraordinario, lo cotidiano y lo exótico, la rutina y la sorpresa, lo aburrido y los momentos de éxtasis, así como los aspectos de las vivencias tal y como los vivimos en nuestra existencia humana. (Van Manen, 2016, p. 44) .

El encuentro con lo fenomenológico, cobra particular importancia, dado que permite resaltar la experiencia vivida desde la espiritualidad como generadora de conocimiento. En este caso, enfatizamos en la práctica del “pagamento”, toda vez que, desde esta práctica espiritual de los pueblos de la SNSM, se configura el principio de reciprocidad como restitución y agradecimiento a la “Madre Naturaleza” por los alimentos y cuidados recibidos para el equilibrio entre la salud y la enfermedad, la vida y la muerte, la paz y la guerra, práctica donde la mujer tiene especial protagonismo.

Con el propósito de hacer comprensible los horizontes de sentido y el conocimiento que en esta práctica subyace, reportamos la conversación con el sabedor y docente Wiwa Roberto Coronado, quién nos comparte desde su conocimiento ancestral las siguientes palabras:

“Pagamento” en nuestra lengua “damana” es zhabizhi y entonces para poder comprender la profundidad de su significado, se hace necesario una aproximación al español, considerando desde cada partícula que componen la palabra misma. Así, Zha (semilla), bi (frotar), zhi (movimiento espiritual del cuerpo). Sería algo así como

“frotar la semilla a través del movimiento espiritual del cuerpo”. En la dimensión física, esta práctica espiritual nos dice que cuando venimos a un sitio sagrado, tenemos que traer en pensamiento los alimentos, que desde los fluidos de nuestros propios cuerpos -lágrimas, sudor, menstruación, líquidos corporales de la relación


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sexual, vellosidades de las diferentes partes del cuerpo- las cuales se convierten en alimento físico y espiritual para devolverle a las madres y padres espirituales (Madre

Naturaleza) los beneficios recibidos y los alimentos que nos proveen para mantener la armonía y el equilibrio entre las diferentes fuerzas cósmicas y terrenales

(Coronado, 2022, entrevista personal) .

Espirales. Tejidos. Empates y Amarres (Resultados)

Esta colaboración, ha hecho explícito desde la introducción, el reconocimiento de la sabiduría ancestral de los Pueblos, así como el distanciamiento de normas que desde el rigor académico encierran la escritura de artículos científicos en rejillas y normas ajenas a otras realidades y a otros contextos. Esta es la razón de las palabras entre comillas, de la escritura que une categorías que el saber occidental ha separado y que justifica el hecho de que la palabra “resultados” se encuentra entre paréntesis. Son formas de nombrar que se constituyen en un desafío a la lógica academicista del mundo occidental.

Con las anteriores consideraciones, hablamos con legitimidad de: Espirales, tejidos, empates y amarres, para dignificar esas formas “otras” de nombrar, dando voz a la cotidianidad de las mujeres parte de esta experiencia y reconociendo en el acto de tejer un saber situado que simbólicamente entrega en un (producto) el tejido de la cosmovisión y de la propia existencia. Un tejido, hecho de empates y amarres, con el cual las mujeres kankuamas han elaborado un ejercicio de “reconexión identitaria” con su territorio ancestral aun encontrándose en condiciones de desplazamiento en un contexto de ciudad. Son entonces (resultados) de una investigación realizada no solo con fines académicos, sino también como apuesta política y ética para dar cuenta del desarraigo y agonías del desplazamiento forzado. Así, la acción de amarrar y empatar cada vez que se rompe la misma hebra del tejido se constituye en un acto de resistencia, de armonización y sanación de esas cicatrices fruto de las violencias físicas, epistémica y espiritual. Un permanente camino en espiral que lleva a la consolidación del Cuerpo tejido desde lo comunitario y lo ancestral.

Es por ello que las “Espirales Didácticas y Pedagógicas”, se presentan como propuesta para la reorganización de los planes de estudio, abriendo la posibilidad de incorporar en los currículos escolarizados esos saberes situados en los “CuerpoSTerritorio” y en los “CuerpoSMemoria”, que dan cuenta de las interacciones que se generan en las prácticas espirituales, pedagógicas, productivas y organizativas de la vida cotidiana. Los ires y venires de esas prácticas que perviven en contextos diversos, son manifestación concreta de ese pensamiento en espiral, donde los caminos se entrecruzan en cualquier punto y “nunca tendrán un fin”, como bien nos dice Gavilán.


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Cosmovisões e territórios: Abya Yala como Território Epistêmico

El modelo en espiral permite generar y compartir conocimientos y experiencias colectivas, y en cada contexto tanto los individuos como el colectivo se desarrollan

simultáneamente. En un modelo en espiral, el conocimiento y los procesos históricos pueden comenzar en cualquier punto de la espiral y nunca tendrán un fin…… (…) El univesro indígena es una red viva por la que circula en todo momento la energía,

y la informacion bajo un orden autoregulado por la propia naturaleza de las cosas.

En el pensameinto indígena todo esta interconcetado, nada está separado del todo (Gavilán, 2011, p.18-20) .

Es en este sentido que se persiste en la invitación a transitar caminos de conocimiento

“otros” de manera articulada, sin que exista un orden específico que etiquete la importancia o menos que deba existir entre los tiempos o los lugares o los lenguajes, como se expresa en l a elaboración gráfica a continuación. En esta representación, se incorporan reflexiones que desde nuestro quehacer docente dan cuenta de la transversalidad y la interdisciplinariedad, con el propósito de elaborar planes de estudio con contenidos pertinentes que respondan a las inquietudes de las nuevas generaciones. Jóvenes que han nacido y crecido en contextos de ciudad, sufriendo afectaciones que requieren una atención urgente desde la educación, entre ellas los procesos de autorreconocimiento que permitan superar las rupturas identitarias acompañadas de violencia psicológica y discriminación social, de las cuales han sido víctimas.

…Se aborda el tema de la transversalidad y la interdisciplinariedad, entendiendo la

primera como la herramienta que permite aproximar los contenidos a la vida cotidiana, los cuales son construidos en función social para responder a problemáticas actuales y urgentes del contexto, ocupándose fundamentalmente del sentido y de la intención que mediante estos aprendizajes quieren conseguirse. E l carácter transversal de los contenidos desborda la asignatura misma. La comprensión de los temas y problemas definidos requieren de la colaboración de las distintas disciplinas y deben tratarse en forma complementaria, toda vez que, la

transversalidad apunta al desarrollo integral de la creatura humana en su relación

con la naturaleza, asumiendo una perspectiva ética y una visión del mundo que incluya a la naturaleza como entidad viva y sujeto de derecho. Una dimensión que

dé sentido a los diversos modos de ser y estar en el mundo y permita comprender y desarrollar una sensibilidad para actuar en contexto y dar respuestas éticas a las

diferentes problemáticas planteadas (Parra, 2016, p. 1- 2).

Llegando a este punto, se ratifica la importancia de la articulación entre las prácticas de la vida cotidiana y los contenidos escolarizados, tal como se expresa en la figura número 2, con el propósito de dar respuesta a las preocupaciones de las mujeres kankuamas desplazadas por el conflicto armado que ha azotado históricamente a Colombia, relacionadas con la educación de sus hijas e hijos en contexto de ciudad, dado que las instituciones del Estado ofrecen una educación descontextualizada, ajena a las prácticas espirituales, pedagógicas, productivas y organizativas del Ser Kankuamo.


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Figura 2. Espirales, didácticas y pedagogías: Tiempos, lugares y lenguajes de la Memoria del pueblo Kankuamo Fuente: Elaboración Propia de las autoras


Tal como se visualiza, cada eje representa un macro tema en diálogo con diferentes áreas del saber. Desde allí se configuran diversas asignaturas que articuladas con la Matriz TerritorioCuerpoMemoria, consolidan un plan de estudios en armonía y reconocimiento a esos saberes situados en los “TerritorioSCuerpo” y los “CuerpoSMemoria” desde la cosmovisión del Pueblo kankuamo, como se manifiesta en la figura número 3.

Figura 3. Ruta Metodológica desde la Matriz TerritorioCuerpoMemoria



Fuente: Elaboración propia de las autoras


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Cosmovisões e territórios: Abya Yala como Território Epistêmico

Cuanto, expuesto en este texto, hace evidente la necesidad de asumir retos y desafíos

para involucrarnos como mujeres en las decisiones y espacios de poder, en aras de superar las heridas de un país desangrado por los absurdos de la guerra y agobiado por las desigualdades económicas, las injusticias, el clasismo, el racismo y el patriarcado.

Como mujeres, soñadoras, tejedoras, caminantes, académicas, docentes, investigadoras, pero sobre todo como criaturas parte de esta inmensidad cósmica, afirmamos nuestro compromiso en la búsqueda de esos otros horizontes del posible, en un esfuerzo por generar respuestas a las crisis política, cultural, espiritual, económica, social y ambiental que nos consume. Entregamos en estas páginas experiencias caminadas, vividas, pensadas y sentidas, como aporte a las transformaciones que Colombia clama con urgencia, en un momento histórico y decisivo para el país.

Un compromiso para avanzar en las reformas del gobierno del cambio en cabeza del presidente Petro. Un pensarnos en relación con otras formas de vida que consoliden los ideales de “justicia social” y “justicia ambiental”. Un ejercicio político, social, comunitario y académico que revalúe los conceptos de “desarrollo” y “progreso” propios de un modelo económico, neoliberal, extractivista y depredador de los “CuerpoSTerritorio” y los “CuerpoSMemoria”; pero también que se ocupe de una revisión profunda de los currículos institucionalizados, para que desde la educación básica primaria hasta la educación superior se generen procesos que puedan romper las cadenas históricas de dominación que han negado la diversidad cultural lingüística y epistémica de este país. Solo así podemos aportar de manera concreta a la consolidación de la “Paz Total” en Colombia.

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Recebido em: 04/05/2023 Aceito em: 12/09/2023