‘Mujer, era una broma’. Deshacer cosas con palabras
Resumo
El estereotipo de la “feminista aguafiestas” (AHMED, 2018), de una mujer sin pizca de sentido del humor, toma cuerpo en una manida réplica con la que, en más de una ocasión, se intenta reforzar dicha imagen: “Mujer, era una broma”. Con John L. Austin (1962) diríamos que con esta frase estamos ante un posible caso de deshacer cosas con palabras. La idea de este texto es precisamente analizar dicha capacidad para desbaratar la efectividad de las palabras dichas, recurriendo para ello a la no seriedad de lo proferido. Examinar los efectos y estrategias propias del deshacer lo hecho nos conducirá a detenernos pormenorizadamente en la situación comunicativa que tal frase convoca. Lo que arrojará luz, no sólo sobre el papel del emisor, sino sobre dos figuras claves que contribuyen a entender dicha frase: la mencionada aguafiestas, en el rol de la receptora, y, lo que denominaré, el cómplice ilocucionario o, lo que es lo mismo, el papel de la terceridad en el hacer y deshacer cosas con palabras.